Ya lanzado como precandidato del Frente para la Victoria, Alejandro Ramos, apuntó las críticas a su oponente socialista, Miguel Lifschitz; Consideró «positiva» la proliferación de candidatos del PJ y retó con sutileza a María Eugenia Bielsa: «La política no es un hobby»
Solo falta un mes y un día para que venza el periodo de presentación de listas para las próximas elecciones provinciales y dentro del peronismo se desconoce aún quién aglutinará el apoyo general o quiénes se enfrentarán en internas abiertas. Para el secretario de Transporte de la Nación Alejandro Ramos, todavía hay tiempo para imaginar un escenario de unidad en el justicialismo. Aunque se cuida de hacer nombres, postula que «la política no es una actitud caprichosa ni de cuestiones personales», en relación con la indefinición de la ex diputada provincial María Eugenia Bielsa, quién aún no anunció si peleará la gobernación.
El funcionario nacional, en diálogo con Rosario/12, no tuvo problemas en revelar que la ex vicegobernadora participó de la cumbre que se realizó en octubre en un hotel céntrico, pese a que ella lo negó con posterioridad. «Si yo hubiese querido hacer algo privado no lo hago en el Ros Tower», espetó el intendente de Granadero Baigorria, en uso de licencia. Ya en campaña, Ramos castigó al senador y precandidato a gobernador Miguel Lifschitz, al sostener que «los problemas que tiene Rosario no son de Mónica Fein».
-¿Qué análisis traza de la actualidad del peronismo en la provincia?
-Yo tengo una visión positiva, y no por ser peronista. A mí me convendría decir que está todo mal, pero a diferencia de otros partidos, el peronismo es el que más dirigentes tiene en cantidad y calidad, con experiencia en gestión. María Eugenia Bielsa, Omar Perotti, mi caso, todos podemos contar de dónde venimos y qué hemos hecho desde el punto de vista de la gestión. Ahora también están (Leandro) Busatto, Marcos Cleri. El panorama del peronismo de Santa Fe me entusiasma porque hay cantidad y calidad. Estoy lejos de hablar de divisiones, es un partido grande, que ha generado dirigentes como nunca. Veo el Frente Cívico, donde se enojaron cuando dije que era un amontonamiento. Hoy, (Ruben) Giustiniani critica al mismo gobernador (Antonio Bonfatti), también lo hace (Mario) Barletta. Ahí está el problema, esa gente que gobierna. En el peronismo podemos tener miradas distintas, pero a mí nunca me vas a escuchar hablar mal de un compañero, ni de María Eugenia ni de Agustín (Rossi), todo lo contrario. Sí tenemos cantidad de dirigentes y objetivos que se dirimirán en una interna. En el caso mío, el que gana conduce y el que pierde acompaña, son las reglas básicas de la democracia.
-¿Mantiene firme su precandidatura a la gobernación?
-Yo no quiero probar, vengo de Granadero Baigorria, estoy permanentemente también en la gestión. Voy a estar dónde crea ser más necesario, si hay candidatos con mejor performance que yo… para mí no es un capricho la política. Nuestro desafío no es ganar la elección, es gobernar y revertir la situación en la que está la provincia, gestionar y administrar. Y en ese sentido, la situación que está dejando el socialismo es muy compleja, hace falta un gobernador que sepa en qué se mete. Por eso yo digo que la política no es un hobby, hay que tener voluntad de revertir, de pelear contra la corrupción enquistada en lo más profundo de la provincia. Por ejemplo, Miguel Lifschitz, ya sabemos lo que hizo en Rosario. Yo tengo una muy buena relación, le he dado una mano en todo, pero la verdad es que los problemas que tiene Rosario no son de Mónica Fein, ¿van a seguir hablando o van a tomar las decisiones que no tomaron hasta el día de hoy? Lo digo con mucha preocupación y de mí no pueden decir que fui un tipo tibio donde gestioné. Me preocupa mucho la provincia, asumir un rol de gobernador requiere romper muchas cosas que han estado enquistadas en estos siete años, que sin dudas no van a ser gratuitas. O sino, seguir en la misma, echando culpas, dando diagnósticos y que estemos con los niveles de inseguridad más grandes que nunca los santafesinos pensamos estar viviendo.
-A fines del año pasado, Rossi, Perotti, usted y Bielsa, aunque lo negó, se reunieron en un hotel…
-(Interrumpe) Estuvimos todos. Te lo digo con el mayor respeto. La hicimos en un hotel céntrico, fue una reunión de lo mejor, estuvimos tres horas y media hablando muy bien. No quiero salir haciendo una polémica, pero si yo hubiese querido hacer algo privado no lo hago en el Ros Tower. Sinceramente, fue una reunión de lo mejor, yo me había ido muy entusiasmado. Al otro día, parecía que habíamos estado con Al Capone, que no podíamos mencionar.
-¿Por qué no se avanzó si fue tan buena la reunión?
–No ha sido por mí ni por falta de voluntad del presidente del partido (José Luis Freyre). Yo había planteado una idea de laburo, que fue aceptada en ese momento. Congregar a los sectores, tener un rol activo en el partido hasta fin de año, la verdad que todos coincidimos. Agustín agregó cosas que también sumaban a lo que veníamos planteando. Y también con una estrategia en lo Legislativo. Y la verdad que salimos de la reunión y al otro día estábamos hablando de quién estaba y quién no, y se desaprovechó… Lo que yo puedo decir es que José Freyre está haciendo el esfuerzo… Cada vez que me llamó lo atendí, y te lo dice un tipo que, después de Agustín Rossi, tenía la agenda más compleja. Y la verdad es que no hubo un solo día que le dije que yo no podía. Si es por complejidad de la agenda… he estado siempre, te lo puede decir Freyre, he estado siempre, llamando y cuando iba me decía \’No Alejandro, se suspendió\’. Hablo por mí, no puedo hablar por el resto.
-¿Bielsa era la única que aglutinaba a todos los sectores?
–No, no creo, María Eugenia es una persona que fue vicegobernadora, que ha tenido gracias a todo el peronismo (remarca la frase) una elección importante la última vez, y eso genera para todos una cuestión de comodidad de ponerse bajo esos nombres. Fue ella y todo un contexto en el cual todo el peronismo –yo era intendente–, trabajó, como no se veía hace mucho tiempo, porque ella era la imagen. Del otro lado estaba este hombre, el diputado que hoy es Ministro, (Raúl) Lamberto, que lo conocían ustedes los periodistas, el microclima, pero no se sabía quién era. En esa elección, primero estuvo claro lo que fue la boleta antipolítica, la carita, que les jugó en contra. María Eugenia era conocida por ser vicegobernadora y por el apellido, conocido hasta para el más alejado de la política. Y por otro lado, también hay que ver un mal candidato para encabezar una lista. Yo lo viví como intendente, lo vi al sector de Agustín trabajando fuerte, a los intendentes, a María Eugenia, a los sectores que tenían cosas en juego.
-¿Sigue siendo una gran electora?
–Sí, por supuesto. Creo que tiene que ser una gran electora, y del otro lado hay muy malos candidatos. Miguel Del Sel no es lo que los santafesinos necesitan. A nosotros los peronistas no nos fue bien, pero el voto castigo al socialismo pesó. Fue una vergüenza la elección que hizo. Hoy está claro que a Lifschitz, más allá de la imagen que pueda tener en Rosario, se le va a hacer muy difícil ganar la provincia. Y creo que sin dudas, María Eugenia es una persona que nadie puede hablar mal de ella, ha sido vicegobernadora de un gobierno que, con Obeid y ella, no tiene nada que ver en lo que han hecho Binner y Bonfatti. Tiene los pergaminos de haber sido mucho mejor gobierno.
-Busatto, Cleri, Perotti y usted se lanzaron como precandidatos a gobernador, ¿la indefinición de Bielsa perjudica al conjunto del PJ?
-Para mí la política no es una actitud caprichosa ni de cuestiones personales. Al peronismo le debo mucho y no me voy a manejar de manera caprichosa o inconsulta. Soy un tipo orgánico, lo voy a consultar con el partido, vamos a estar donde sea mejor para el partido y para nuestra provincia. Para mí la política no es un hobby y de ambición personal, tiene que ver con convicciones. Si yo me encuentro que hay un compañero con mejores condiciones, a mí me va a tener acompañándolo, como también espero la misma actitud de otros compañeros. Esto no es un hecho individual, la política no es golf o tenis, requiere de un trabajo conjunto, colectivo. Como dije al principio, el problema no es ganar, al otro día hay que gobernar. Y eso requiere la manera de cambiarle la vida a la gente, no es ganar una elección para saciar los egos personales, sobre todo en la provincia que está dejando el gobierno socialista. El que le toque estar al frente, va a tener uno de los momentos más complejos de la provincia, en materia de lo que implica la inseguridad, yendo a las causas, falta de control del político, un desorden muy fuerte y relación con negocios ilegales. Eso no va a ser gratis para el que lo quiera cambiar.
FUENTE: «DERF»
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