«Estos cuatro años fueron inexplicables, hablan de un gobierno se olvidó de la gente», lanzó el presidente Alberto Fernández en un acto en Avellaneda para aludir a la gestión de Mauricio Macri. «Tiene una negación de la realidad, Macri no acepta que el peronismo se haya unido para derrotarlo», aportó el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero. Otros ministros como Agustín Rossi y Gabriel Katopodis y también algunas voces no habituales como los funcionarios Gustavo Beliz y Juan Manuel Olmos se sumaron a las críticas al ex presidente en su reaparición pública horas después de una nueva marcha anticuarentena que identificaron con el «odio». El Gobierno ve con buenos ojos, al menos por ahora, la polarización con Macri. Por un lado, porque es uno de los dirigentes con peor imagen, por lo que es ganancia segura. Por el otro, porque levantarlo significa también profundizar las diferencias en el espacio opositor, en especial entre el macrismo y los referentes con responsabilidad de gestión. El jefe de gobierno, Horacio Rodríguez Larreta, quien ayer llegó a un acuerdo con el Gobierno para la reapertura de los shoppings, en cambio no participó del zoom semanal de la cúpula de Juntos por el Cambio.
Desde que, semanas atrás, el Gobierno decidió endurecer su discurso público y salir a discutir críticas en los medios, Macri estuvo entre los principales apuntados. La reaparición en una entrevista televisiva el lunes a la noche en la que buscó desparramar responsabilidad por los pésimos resultados de su gestión dejaron un amplio campo para avanzar. «En los últimos cuatro años la mentira fue una constante», afirmó Fernández, que en sus últimos actos suele destacar que en plena pandemia le toca concluir muchas obras que Macri dejó sin realizar.
Quien viene tomando el rol de vocero principal del Gobierno es Cafiero, que habló luego de encabezar el anuncio de la ampliación del Plan Federal de Cultura. «El no se hace cargo de nada. Es interesante que los argentinos y argentinas vean esa entrevista para que se den cuenta de que alguien que dejó el país como lo dejó, estuvo de viaje por el mundo todo este tiempo, no tiene la más mínima capacidad de hacer una autocrítica sino que nos echa la culpa de que nosotros estamos unidos», sintetizó el jefe de Gabinete. Marcó las razones por las que en la Casa Rosada entienden que conviene polarizar con el ex presidente: su salida todavía reciente del gobierno dejando un caos y su despreocupada actuación durante la pandemia. De paso, subrayó la unidad que hoy se mantiene dentro del Frente de Todos y las diferencias que se ven expuestas en la oposición.
«Cuando uno lo escucha al ex presidente genera mucha preocupación porque parece que no gobernaron los últimos cuatro años. Nos dejaron a un país quebrado, y todo eso sin pandemia. Gobernaron de espaldas a los argentinos. Por eso no podemos permitir que se presenten como resguardo y defensa de los valores republicanos y de las instituciones. Es desopilante, poco serio», sostuvo Katopodis. «Es discurso de Macri es peligroso y tiene proclamas lugares comunes que se pueden encontrar en cualquier proclama de ruptura institucional desde 1930», afirmó Rossi.
Uno de los asesores que trabajan en el mensaje de Fernández planteaba que poner en cuestión a Macri y los sectores más ultras de la oposición servían también para agrandar la grieta que se va perfilando dentro de Juntos por el Cambio. La referencia despectiva al sector «político» que integraban Rogelio Frigerio, Emilio Monzó y Nicolás Massot -que fueron nada menos que ministro del Interior, presidente de la Cámara de Diputados y jefe del bloque de diputados durante su gestión- le pegaba de refilón también a Rodríguez Larreta, María Eugenia Vidal y Cristian Ritondo, porque mantienen su vínculo con ellos. Si bien Macri mencionó a los tres como figuras de recambio, lo hizo dentro de una larga lista de dirigentes macristas de segundo nivel. «No deja lugar para las palomas, sólo sirven los halcones, como cuando hizo referencia a las restricciones que habían existido en la Capital durante la cuarentena», explicaba el asesor con despacho en la Rosada.
De hecho, ni Rodríguez Larreta ni Vidal se conectaron ayer al zoom de Juntos por el Cambio. «Agenda de trabajo en la gestión», respondieron del entorno del jefe de gobierno. Justo ayer, la gestión porteña consiguió la reclamada reapertura de los shoppings luego de los cambios al protocolo sanitario que le habían pedido. La disyuntiva «racional-irracional» que planteaba Macri como posibilidad de acuerdos parece que no es como él buscó mostrarla. Hubo un segundo caso protagonizado por el gobernador de Mendoza, el radical Rodolfo Suárez, quien en una conferencia de prensa había expresado que no obedecería la disposición del Gobierno de endurecer el aislamiento por el crecimiento de casos que tiene al sistema sanitario de la capital provincial en rojo. En Gobierno lo tomaron como una orden del titular de la UCR y jefe político de Suárez, Alfredo Cornejo, también alineado entre los halcones. Pero ayer Suárez fue recibido en la Casa Rosada, se vio con el Presidente, recibió ayuda y se fue hablando maravillas del Gobierno.
«El peronismo perdió en 2015 y 2017 porque no fue unido», analizaba un consultor que suele hacer encuestas para el oficialismo. «Yo no estoy seguro de si al Gobierno le conviene polarizar con Macri, pero sí apostar a la división opositora. Y enfrentando a Macri y los sectores más ultras, por ahora, le ayuda», concluía.
Fuente: Página/12
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