21 noviembre, 2024

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La dramática y fascinante historia argentina Lo que nos pasó a partir del 25 de mayo de 1810 15 Saavedra versus Moreno

La Junta estaba compuesta por dirigentes notables, entre los que sobresalían Saavedra, Moreno, Castelli y Belgrano. A pesar de sus diferencias políticas e ideológicas, los unía el ferviente deseo de consolidar y expandir la revolución. Las expediciones militares fueron la herramienta de que se valieron para materializarlo. Castelli y Belgrano fueron elegidos para conducir tales expediciones y fue a partir de entonces cuando la Junta comenzó a crujir. Si bien los temperamentos de ambos eran diferentes-Castelli era un jacobino y Belgrano era un moderado-eran amigos y colegas de profesión, y se respetaban. El vacío dejado en el seno de la Junta no hizo más que ahondar las diferencias entre Cornelio Saavedra y Mariano Moreno. Saavedra tenía a su favor el prestigio de su investidura, su respetable carrera militar y el apoyo de importantes sectores de la población. Mientras que Moreno logró el alineamiento de Azcuénaga, Paso, Larrea y Matheu. Esta fisura no fue fruto de la casualidad. El enfrentamiento de Saavedra con Moreno venía de la época del enfrentamiento entre Álzaga y Liniers, enfrentamiento que puso en evidencia un duro choque de personalidades. Este factor personal se tradujo en enfrentamientos acerca del curso político que debía seguir la Junta. Saavedra era el símbolo de la moderación. En una carta enviada a Chiclana expresa lo siguiente: “…me llena de complacencia al ver el acierto de tus providencias y el sistema de suavidad que has adoptado: él hará progresar nuestro sistema y de contrarios hará amigos; él hará conocer que el terror sino la justicia y la razón son los agentes de nuestros conatos” (1). Por esos días Moreno también le escribió a Chiclana en estos términos: “Potosí es el pueblo más delicado del virreinato y es preciso usar en él un tono más duro que el que ha usado en Salta…Perezca Indalecio y no le valgan las antiguas relaciones con el buen patriota Alcaraz, la patria lo exige y esto basta para que lo ejecute su mejor hijo, Chiclana” (2). Lo que realmente pensaba Saavedra de Moreno quedó registrado en la siguiente carta enviada nuevamente a Chiclana, en la que expresa que “…las máximas de Robespierre que quisieron emitir son en el día detestables…Ya te dije que el tiempo del terrorismo ha cesado” (3). Saavedra creía que con buenos modales podrían solucionarse los graves problemas que aquejaban a la Junta. Moreno creía exactamente lo contrario. Si bien es contra-fáctico, cabe preguntarse lo siguiente: ¿qué hubiera pasado si frente a la contrarrevolución liderada por Liniers hubiera prevalecido el criterio de Saavedra? Es probable que todos los miembros de la Junta hubiesen sido depuestos y posteriormente ejecutados. Seguramente Moreno pensó en esta posibilidad y no dudó: hizo ejecutar a Liniers y los demás cabecillas. De esa forma aseguró la continuidad del proceso revolucionario.

 

 

La influencia de Moreno en la Junta fue decisiva. Fue entonces cuando tomó estado público el célebre plan terrorista y que tantas polémicas continúa provocando. Haya sido Moreno su autor o no, lo cierto es que reflejó el espíritu jacobino de numerosas disposiciones de la Junta. Sus miembros la tenía muy clara: allí donde surgiera un foco opositor la fuerza militar revolucionaria debía aplastarlo sin miramientos. Lo que acontecía en Córdoba y Montevideo, la amenaza del norte y la pasividad paraguaya, convencieron a los miembros de la Junta que no eran momentos de conciliación y buena educación. Ello explica la dureza de las órdenes impartidas a Castelli y Belgrano. El primero debía investigar el comportamiento de todos los jueces y vecinos, enviando a Buenos Aires a quienes se hubieran manifestado opositores al gobierno revolucionario. Disponía que todo aquel considerado enemigo de la causa revolucionaria fuera ejecutado en el lugar donde fuera encontrado y que la administración de los pueblos del virreinato quedase en manos de los revolucionarios. Las órdenes impartidas a Belgrano fueron más virulentas. En caso de resistencia debían ser ejecutados el obispo, el gobernador, su sobrino y quienes hayan sido los principales responsables de aquélla. Europeo que fuese hallado en los ejércitos opositores portando armas debía ser ejecutado aun cuando fuese un prisionero de guerra. En ese clima se fortaleció la decisión de las Junta de apostar por la independencia definitiva de España. Fue entonces cuando lord Strangford “advirtió” a la Junta sobre los peligros que traería aparejados toda declaración “apresurada” de independencia, ya que semejante decisión obligaría a Gran Bretaña a salir en ayuda de España.

 

(1) Carta fechada el 27 de octubre de 1810, en Floria y García Belsunce, Historia de…., pág. 337.

(2) Carta fechada el 20 de noviembre de 1810, en Floria y García Belsunce, Historia de…, pág. 337.

(3) Carta fechada el 11 de febrero de 1811, en Floria y García Belsunce, historia de…, pág. 337.

 

 

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Constitución de la Junta Grande. Muerte de Mariano Moreno y un enigma aún no resuelto

 

El arribo de los diputados de las ciudades del interior, en su mayoría moderados, le permitió a Saavedra contrarrestar el ímpetu revolucionario de Mariano Moreno. Sorpresivamente, apenas arribados a Buenos Aires fueron incorporados a la Junta por el orden de su llegada para de esa forma garantizar la representación total del Virreinato. Lo lógico hubiese sido que apenas llegados a Buenos aires se hubiesen reunido en un cuerpo deliberativo-una corte o un Congreso-.Moreno, perspicaz como pocos, se percató de que con semejante método de incorporación quedaría severamente dañado el principio del secreto de las deliberaciones, además de obstaculizar el funcionamiento del gobierno. Ello explica su enérgica oposición a tal incorporación mientras los diputados eran conducidos por el inteligente y culto Gregorio Funes, con el beneplácito, obviamente, de Saavedra. Floria y García Belsunce narran lo siguiente: “Pronto el conflicto ganó la calle y alentó la formación de grupos partidarios. Moreno, que se daba cuenta del movimiento táctico de su adversario, perdió la paciencia y aprovechó un incidente minúsculo para tratar de desacreditar al presidente y alterar el equilibrio de las fuerzas. Con motivo de festejarse el triunfo de Suipacha, el regimiento de Patricios dio un banquete a su antiguo jefe, el presidente Saavedra. A los postres un capitán Duarte, que presuntamente habría bebido copiosamente, hizo un brindis ofreciendo a Saavedra una corona de azúcar que había servido para decorar uno de los manjares. Saavedra la aceptó y la pasó inmediatamente a su mujer. Moreno, a quien se había  negado la entrada al cuarte, tal vez haya supuesto que en el banquete se buscaba el apoyo militar para la incorporación de los diputados, y sabedor del episodio de la corona, provocó su contragolpe, mientras comenzaban a correr rumores de que el presidente quería ser proclamado rey. El 6 de diciembre Moreno presentó a la Junta un proyecto de decreto (1) que suprimía los honores a la persona del presidente dispuestos el 28 de mayo, establecía la igualdad de todos los miembros de la Junta y se exigía la concurrencia por lo menos de cuatro firmas para que las resoluciones de la Junta fuesen válidas. Esta última disposición-la menos recordada por la historia popular-era fundamental, pues dado que moreno tenía la mayoría en la Junta, podía así enervar la incorporación de los diputados. Saavedra firmó pacíficamente el decreto” (2)

 

Este episodio demuestra que en aquella época la faz agonal de la política gozaba de su máximo esplendor. Moreno actuó con gran astucia y en aras del éxito de la revolución. Era consciente de que si la Junta se transformaba en un cuerpo deliberativo de masas, Saavedra no tendría problema alguno en imponer su orientación política y su manera de enfocar la marcha del proceso revolucionario. Pero su sueño se desmoronó como un castillo de naipes. La Junta se reunió para recibir la petición formal de incorporación de los diputados del interior. Pero, ante la sorpresa de Moreno, los invitó a que asistieran al acto y les permitió hacer uso de la palabra y votar sobre al asunto. Como cabía esperar los diputados apoyaron la convocatoria de la Junta, constituyéndose en gobierno antes de serlo. Vale decir que un trámite burocrático pasó a ser un acto político de envergadura. Juan José Paso criticó duramente la decisión de la Junta mientras Saavedra, quien sabía perfectamente que la votación era contraria a derecho, la apoyó por razones políticas. Ante la imposibilidad de revertir la situación, los partidarios de Moreno terminaron por avalar a Saavedra. Moreno reconoció su derrota con hidalguía y presentó la renuncia. Desde sus comienzos, pues, la historia argentina legitimó una ley que pasaría a ser un dogma revelado: el derecho siempre debe quedar subordinado a la política.  Finalmente, la Junta incorporó a los diputados y rechazó la renuncia de Moreno, quien fue enviado, ante su pedido, a Gran Bretaña encabezando una misión diplomática. Lamentablemente, en plena travesía por el Atlántico, una imprevista enfermedad provocó su muerte en marzo de 1811. La duda que siempre quedó flotando fue si Moreno murió por causas naturales…

 

(1)-REGLAMENTO DE SUPRESION DE HONORES 1) El artículo 8 de la orden del día 28 de mayo de 1810, queda revocado y anulado en toda sus partes. 2) Habrá desde este día absoluta, perfecta e idéntica igualdad entre el Presidente y demás Vocales de la Junta sin más diferencia que el orden numerario, y gradual de los asientos. 3) Solamente la Junta reunida en actos de etiqueta y ceremonia tendrá los honores militares, escolta y tratamiento, que están establecidos. 4) Ni el Presidente, ni algún otro individuo de la Junta en particular revestirán carácter público, ni tendrán comitivas, escoltas o aparato que los distinga de los demás ciudadanos. 5) Todo decreto, oficio y orden de la Junta deberá ir firmado de ella debiendo concurrir cuatro fi rmas, cuando menos con la del respectivo Secretario. 6) Todo empleado, funcionario público o ciudadano que ejecute órdenes que no vayan suscriptas en la forma prevista en el anterior artículo será responsable al gobierno de la ejecución. 7) Se retirarán todos los centinelas del palacio, dejando solamente las de las puertas de la Fortaleza, y sus bastiones. 8) Se prohíbe todo brindis, viva, o aclamación pública en favor de individuos particulares de la Junta. Si estos son justos, vivirán en el corazón de sus conciudadanos; ellos no aprecian bocas que han sido profanadas con elogios de los tiranos. 9) No se podrá brindar sino por la Patria, por sus derechos, por la gloria de nuestras armas, y por objetos generales concernientes a la pública felicidad. 10) Toda persona que brindase por algún individuo particular de la Junta será desterrado por seis años. 11) Habiendo echado un brindis don Atanasio Duarte, con que ofendió la probidad del Presidente, atacó los derechos de la Patria, debía perecer en un cadalso; por el estado de embriaguez en que se hallaba, se le perdona la vida; pero se destierra perpetuamente de esta ciudad, porque un habitante de Buenos Aires ni ebrio ni dormido debe tener impresiones contra la libertad de su país. 12) No debiendo confundirse nuestra milicia nacional con la mercenaria de los tiranos se prohíbe que ningún centinela impida la libre entrada en toda función y concurrencia pública a los ciudadanos decentes que la pretendan. El oficial que quebrante esta regla será depuesto de su empleo. 13) Las esposas de los funcionarios públicos políticos y militares no disfrutarán de los honores de armas ni demás prerrogativas de sus maridos; estas distinciones las concede el Estado a los empleados, y no pueden comunicarse sino a los individuos que los ejercen. 14) En las diversiones públicas de toros, ópera, comedia, etc. no tendrá la Junta palco, ni lugar determinado: los individuos de ella que quieran concurrir comprarán lugar como cualquier ciudadano. 15) Este reglamento se publicará en la gaceta, y con esta publicación se tendrá por circulado a todos los jefes políticos militares, corporaciones y vecinos, para su puntual observancia. Dado en Buenos Aires en la Sala de la Junta a 6 de diciembre de 1810. Cornelio de Saavedra – Miguel de Azcuénaga – Dr. Manuel Alberti – Domingo Mateu – Dr. Juan J. Paso, Secretario – Dr. Mariano Moreno. En Gaceta de Buenos Aires (año 1810-1821) En Enrique Corbellini, La Revolución de Mayo, T. II, p. 20.

(2)-Floria y García Belsunce, Historia de…, págs. 338/339.

 

 

 

Bibliografía básica

 

-Germán Bidart Campos, Historia política y constitucional argentina, Ed. Ediar, Bs. As. Tomos I, II y III, 1977.

-Natalio Botana, El orden conservador, Ed. Sudamericana, Bs. As., 1977.

-Natalio Botana y Ezequiel Gallo, De la República posible a la República verdadera” (1880/1910), Biblioteca del Pensamiento Argentino, Tomo III, Ariel, Bs.As., 1997.

-José Carlos Chiaramonte, Ciudades, provincias, Estados: Orígenes de la Nación Argentina (1800/1846), Biblioteca del Pensamiento Argentino, Tomo I, Ariel, Bs. As., 1997.

-Carlos Floria y César García Belsunce, Historia de los argentinos, Ed. Larousse, Buenos Aires, 2004.

-Tulio Halperín Dongui, Vida y muerte de la República verdadera (1910-1930), Biblioteca del Pensamiento Argentino, Tomo IV, Ariel, Bs. As., 1999.

-Tulio Halperín Donghi, Proyecto y construcción de una nación (1846/1880), Biblioteca del Pensamiento Argentino, Tomo II, Ariel, Bs. As., 1995.

-Daniel James (director del tomo 9), Nueva historia argentina, Violencia, proscripción y autoritarismo (1955-1976), Ed. Sudamericana, Bs. As., 2003

-John Lynch y otros autores, Historia de la Argentina, Ed. Crítica, Barcelona, 2001.

-Marcos Novaro, historia de la Argentina contemporánea, edhasa, Buenos aires, 2006

-David Rock, Argentina 1516-1987, Universidad de California, Berkeley, Los Angeles, 1987.

-José Luis Romero, Las ideas políticas en Argentina, FCE., Bs. As., 1956.

-Juan José Sebreli, Crítica de las ideas políticas argentina, Ed. Sudamericana, Bs. As., 2003.