Mientras los espías de la banda Super Mario Bros y la ex funcionaria de Casa Rosada Susana Martinengo continuaban siendo indagados, se venció el plazo para que se presentara Martín Terra, involucrado en el espionaje a Diego Santilli.
El chef Martín Terra tenía tiempo hasta las 18.30 de este jueves para presentarse en el juzgado de Lomas de Zamora de Federico Villena. A esa hora, el amigo de Gustavo Arribas, ex titular de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI), no se había presentado y por lo tanto el juez estaba listo para declararlo en rebeldía, una forma fina de señalarlo como el primer prófugo del expediente por espionaje ilegal. Terra no tenía ninguna especialización más que la de ser amigo de Arribas, pero daba órdenes e instrucciones a los agentes y seguramente cobraba su sueldo de los fondos reservados de los que se disponían generosamente en tiempos macristas, aunque también están los que dicen que le dieron un cargo como agente simple. Lo más llamativo es que Terra instruía a los integrantes del grupo de espías Super Mario Bros para que vigilen a Diego Santilli, que es el actual marido de su ex esposa, la modelo Analía Maiorana. Habrá que ver cómo el juez Villena redacta la orden de captura, posiblemente nacional e internacional. El magistrado continuaba tomando indagatorias de máxima importancia a los detenidos en la causa. Se calculaba que las declaraciones terminarían cerca de las tres de la mañana.
En el legajo sobre las operaciones contra Santilli, vicejefe del gobierno porteño, hay de todo: fotos, grabaciones y hasta un chat en el que los ex agentes se vanagloriaban de haber infiltrado una empleada doméstica en la casa de la madre de Santilli. La interpretación de esa maniobra es típica de los policías: conseguir buchones o buchonas. O sea que no es que una agente de la AFI se puso a trabajar de doméstica, sino que una doméstica supuestamente les aportaba información, a cambio de unos pesos.
Por lo que se sabe hasta ahora, el seguimiento a Santilli se fundamentaba en que alguien de la cúpula del macrismo pensaba que el vicejefe de gobierno tenía un acuerdo con los Moyano. Por ello, el propio grupo de espías repartía un volante en el que decía «Santilli traidor, ¿estás con Mauricio o con Moyano?» No está claro dónde se distribuía el volante.
Sin embargo, parece ser que los que le daban órdenes a los espías de Super Mario Bros –Jorge «El Turco» Sáez, Leandro Araque, Facundo Melo, Emiliano Matta, todos dirigidos por Alan Ruíz, ex director de Operaciones Especiales de la AFI– tenían en cuenta algo de mayor envergadura: que en Cambiemos existía una franja que estaba apostando al Plan B para 2019, la candidatura presidencial de María Eugenia Vidal en lugar de la postulación de Macri a la reelección. Ese Plan B fue público y creó desconfianzas. Sería la razón que explicaría también el espionaje a la propia Vidal, a Horacio Rodríguez Larreta, Emilio Monzó, Nicolás Massot y Santilli. Vidal fue aceptada este jueves como querellante en la causa.
Lo que se percibe en el expediente de Lomas es que se trató de espionaje político puro y duro, aunque parece que en el rol de Terra jugaba también algo personal respecto de su ex esposa. El tema es aún más grave si se considera que los hijos de su matrimonio con Maiorana viven con la madre y con Santilli.
Uno de los espías –Matta– fue sorprendido por el vicejefe de gobierno cuando estaba sacando fotos del pallier del edificio donde vive la pareja con los hijos, pero el agente se hizo pasar por un fan de Santilli y hasta se sacó una foto con él. Después lo invitaron a una reunión política y también sacó fotos que el grupo entregó en la AFI. Como se sabe, el caso registra un antecedente también sórdido: el fiscal Carlos Stornelli le pidió al falso abogado Marcelo D’Alessio que investigue ilegalmente a Jorge Castañón, anterior esposo de la actual pareja del fiscal.
El juzgado de Lomas de Zamora era en la noche del jueves un hervidero, con varios imputados declarando en forma paralela. Como el día anterior, Villena se paseaba de una oficina a otra y realizó preguntas basadas en los datos encontrados en los celulares y en la documentación.
La lógica indica que Leandro Araque, Jorge Sáez y Facundo Melo, los tres agentes más activos en la ilegalidad, reiterararían en el juzgado lo que ya dijeron en la Comisión Bicameral de Seguimiento de los Organismos de Inteligencia: que las instrucciones vinieron de más arriba, sobre todo del director de Operaciones Especiales de la AFI, Alan Ruíz, y que en todo momento les dijo que había una orden judicial para cada uno de los seguimientos y vigilancias que realizaron.
Por su parte, era esperable que Susana Martinengo, la coordinadora de Documentación Presidencial durante el mandato de Macri, se defendiera afirmando que ella no sabía que los informes que le entregaron los espías eran ilegales.
Este viernes está pervisto que declare Ruíz y se presume que dirá que las tareas de inteligencia se hicieron para evitar ataques de grupos anarquistas o un atentado internacional durante el G-20.
Todos los argumentos parecen insostenibles a la luz de la evidencia de que grabaron, fotografiaron y filmaron a políticos opositores y hasta oficialistas para saber en qué consistía su armado electoral, con quién se reunían y qué relaciones mantenían. Espiaron, por ejemplo, a Cristina Fernández de Kirchner supuestamente para protegerla, pero ni siquiera la notificaron a ella o a su custodia. Fueron CFK y sus colaboradores los que descubrieron que estaban siendo espiados e hicieron la denuncia. Las operaciones de los espías no sólo incluyeron seguimientos, fotografías, imágenes de la ex presidenta, sino legajos sobre cada persona que la acompañó a Comodoro Py y hasta existió una intentona de plantar una cámara en su departamento.
Los informes fueron, a través de Alan Ruíz, a la cúpula de la AFI. Y, en paralelo, hubo doce citas con Susana Martinengo en la Casa Rosada. En varios diálogos, la coordinadora de Documentación Presidencial revela que le hizo llegar los informes al secretario presidencial, Darío Nieto, y hay grabaciones en las que se deja constancia de que los reportes ilegales se le entregaban a Mauricio Macri.
Fuente: Página/12, 3/7/020
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