«Estamos trabajando para recuperar Vicentín desde el 5 de diciembre del año pasado», le dijo Omar Perotti a este diario hace 10 días, cuando fue consultado sobre el proyecto que finalmente el viernes anunció en Olivos luego de reunirse con el presidente Alberto Fernández. La empresa mixta –que se viene en la medida en que el juez Fabián Lorenzini haga lugar a la presentación, o quien lo reemplace si es recusado– está en la cabeza del gobernador desde el mismo día en que asumió la gobernación de Santa Fe, el 10 de diciembre. La frase «tenemos que asegurar que solamente sea una bandera argentina la que flamee en el principal complejo agroindustrial del mundo» fue el modo en que Perotti se sumó al anuncio del Presidente de la expropiación del gigante cerealero que clavó a centenares de productores, cooperativas y bancos de los que tomó granos y dinero a sabiendas de la inminente caída.
Pero el alineamiento del dirigente rafaelino no suponía –y en ese sentido obró durante todo este tiempo– pensar que la empresa sería estatal, sino mixta con la participación naturalmente de la Nación, la provincia y la incorporación de los acreedores como accionistas, cooperativas, acopiadores y corredores. A través del fideicomiso de YPF Agro y con la visión estratégica del principal aportante, el Estado nacional y la conducción de la actual intervención encabezada por Gabriel Delgado, más la presencia –en el nuevo esquema presentado– del ingeniero Alejandro Bento, santafesino de cercanía política con Perotti.
Hay por delante una semana decisiva, en la que el juez deberá expedirse, y es de esperar que sea tan rápido como lo fue con la medida «autosatisfactiva» que restituyó el manejo a los Nardelli-Padoan y demás mariscales de la derrota. El título mismo de la medida dispuesta por su señoría remite a prácticas en soledad, y habrá que ver cómo escala la situación, teniendo en cuenta que el Presidente ya ha anunciado que si esta alternativa presentada por la Inspección General de Justicia de Santa Fe no es aceptada como la «idea superadora» de la que tanto se habló, lo que resta es iniciar el trámite parlamentario de la expropiación.
«Quienes provocaron el problema no pueden ser parte de la solución», dijo Perotti para graficar que quienes condujeron la empresa hasta su caída están definitivamente fuera de juego. En todo caso, sus nombres volverán a sonar cuando –en paralelo con la puesta en marcha de la empresa–, se sustancie la investigación judicial que eche luz sobre las circunstancias y responsables que condujeron al desastre.
La Vicentín que conocimos ha dejado de existir. Lo que viene –más temprano que tarde– es la recuperación de una empresa que garantice el trabajo a miles de obreros, el pago de sus cereales a centenares de productores, la cancelación de deudas con sus acreedores, y comience a aportar a la consolidación de la soberanía alimentaria. Todo esto, a partir de un nuevo esquema en el que fundamentalmente «la mano visible del Estado» reemplace al garfio de los corsarios.
Fuente: Página/12, 21/6/020
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