22 noviembre, 2024

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TRAGEDIA INVISIBILIZADA (Por El Pingüino)

Todo el mundo habla del dólar. Cómo no hacerlo si desde hace décadas rige nuestras vidas. Su valor pone en evidencia la salud de nuestra economía. Si baja significa que la economía marcha bien. Si sube, nos desesperamos. Aun aquellos que jamás tuvieron un dólar en su poder están pendientes de su cotización.

 

Todo el mundo habla de la inflación, tema muy vinculado con el dólar. País donde la inflación es reina y señora, es lógico que vivamos obsesionados con el alza incontenible de los precios. Cada vez que vamos al supermercado nuestra presión arterial sube automáticamente.

 

Todo el mundo  habla de la inseguridad. Desde hace mucho tiempo que nuestra vida no vale nada. Los delincuentes salen a la calle dispuestos a todo ya que no tienen nada que perder. Entonces matan por un pedazo de pan.

 

Todo el mundo habla de los cuadernos Gloria. Fogoneados por los grandes medios de comunicación estos cuadernos son el tema obligado de conversación en cada esquina, en cada bar, en cada reunión familiar. Cristina Kirchner es quizá la dirigente política que más pasiones moviliza, unas a favor y otras en contra. Pero jamás pasa inadvertida.

 

Pero hay un tema del que nadie habla, al menos hasta ahora. Se trata de una verdadera tragedia porque repercute directamente sobre el futuro de  la nación. Sin embargo, desde que estalló viene siendo invisibilizada por la prensa, tanto oral como escrita. Es como si no tuviera relevancia, como si fuera algo baladí. Y lejos está de serlo. Me refiero a la “tragedia educativa” que sacude a las universidades públicas de todo el país, empleando el título del famoso libro del doctor Jaim Etcheverry. En efecto, desde que culminaron las vacaciones de invierno los docentes universitarios están de huelga. La causa es la de siempre: el gobierno se mofa de la paritaria docente. Entonces, no hay clases.

 

El problema es de una extrema gravedad porque el sistema universitario público corre serio riesgo, el año próximo, de implosionar por la asfixia económica a la que lo somete un gobierno que, evidentemente, descree de la educación pública. Para el presidente de la nación y su equipo de colaboradores la educación pública no es una inversión sino un gasto. ¡Cómo puede ser, se quejó hace poco la gobernadora Vidal, que haya tantas universidades en el conurbano bonaerense, si total los pobres no llegan a la universidad! Para el macrismo la multiplicación de universidades públicas sacude el déficit fiscal, daña nuestra economía, es algo malsano que debe erradicarse de una vez por todas.

 

Por eso maltrata a los docentes y los sindicalistas que los representan. Por eso se mofa de la paritaria. Lo hace porque está en contra de la universidad pública. Su deseo de última es que el año que viene las universidades nacionales cierren sus puertas. Aunque resulte increíble, el pueblo votó en 2015 y 2017 a un gobierno enemigo del legado más importante de Domingo Faustino Sarmiento. Y más increíble todavía resulta la inadmisible decisión de los grandes medios de no tocar el tema, de no acusar al gobierno nacional de pretender demoler la educación pública, en una clara actitud cómplice por demás repudiable.

 

En lo que va del año cerca de 20 mil estudiantes abandonaron sus estudios universitarios en la Universidad Nacional de Rosario. No sería extraño que cifras similares manejen las restantes universidades nacionales del país. Los docentes, como siempre, perciben salarios que son una afrenta a su dignidad como maestros. En la UNR, por ejemplo, un adjunto con veinte años de antigüedad con dedicación simple percibe 8000 pesos. Un agravio a la educación pública. De esa forma, se va creando una infame división entre los estudiantes que pueden costearse sus estudios en universidades privadas y aquellos que no pueden hacerlo y que son la inmensa mayoría. No quiero imaginar lo que podría llegar a suceder si en 2019 las universidades públicas del país anunciaran su imposibilidad de funcionamiento por carecer de los recursos suficientes provenientes de las arcas del estado.

 

Evidentemente el gobierno de Macri es enemigo de la educación pública. Su intención es que millones de argentinos permanezcan en la ignorancia y la mediocridad, para poder manipularlos a piacere. En el fondo, el presidente siente un profundo desprecio por esos millones de argentinos. Si por él fuera, los deportaría a África. Mientras tanto, un buen porcentaje de esos compatriotas siguen culpando de todos los males a la “yegua”.