Por El Pingüino
En los últimos días la ciudad de Buenos Aires amaneció empapelada con la foto de Máximo y Cristina con el sugestivo slogan “Máximo al gobierno, Cristina al poder”. Ese slogan es un símbolo del retorno del peronismo al poder en 1973. Héctor Cámpora fue el candidato presidencial del peronismo y se hizo famoso por su lealtad a Perón. En aquel entonces se acuñó la frase “Cámpora al gobierno, Perón al poder”.
Ello significaba que el poder real quedaba en manos de Perón y Cámpora quedaba reducido a la categoría de presidente formal. No era Cámpora quien tomaba las decisiones sino el propio Perón. El plan de Perón era conocido: Cámpora debía limitarse a obedecer las órdenes que le impartía Perón cuyo objetivo central era su retorno a la Casa Rosada. Claro que el ambiente en aquel entonces lejos estaba de ser pacífico. La derecha y la izquierda del peronismo se declararon la guerra en los bosques de Ezeiza el 20 de junio, día que debió ser una fiesta cívica y devino en una gran tragedia. Al mes siguiente, Perón “invitó” a Cámpora a renunciar como presidente de la nación. El camino a la presidencia se había liberado de todo tipo de obstáculos. En septiembre, elección presidencial mediante, Perón detentó el poder como gobernante.
De manera sorpresiva La Cámpora lanzó al ruedo ese histórico slogan pero ahora con las figuras de Máximo y Cristina. Máximo sería Cámpora y Cristina sería Perón. Si La Cámpora pretende recrear históricamente lo de 1973 Máximo debería ser el candidato presidencial del FPV y Cristina la genuina detentadora del poder real. Saltan a la vista las profundas diferencias entre este slogan y aquél de 1973. Primero y principal: Máximo no es Cámpora y Cristina no es Perón. Además, los contextos históricos son harto diferentes. En 1973 el país estaba convulsionado, al borde de la guerra civil. Las organizaciones guerrilleras, con el visto bueno de Perón, estaban sembrando el territorio nacional de caos y anarquía. En 2015 la situación es harto diferente. Hoy a nadie se le ocurriría recurrir a la lucha armada para zanjar diferencias políticas e ideológicas. A diferencia de Perón, Cristina no estuvo casi dos décadas en un exilio forzado y es la presidenta de la Nación. Perón quería volver a ser presidente, quizá como una revancha por tanto tiempo en el exilio. Cristina, en cambio, pretende continuar en el poder detrás del escenario. Lo que los une es el poder, ese elixir que hipnotiza y enloquece a los hombres.
Para que el slogan “Máximo al gobierno, Cristina al poder” se de en la realidad tienen que darse una serie de circunstancias. En primer lugar, Máximo tendría que presentarse en las próximas PASO como precandidato presidencial del kirchnerismo duro. Hasta ahora, no ha dado señales en ese sentido. Si bien algunos conspicuos dirigentes de La Cámpora han remarcado las bondades de Máximo como dirigente político, nada indica que tenga intenciones de competir por la presidencia de la nación. Si finalmente decide presentarse, debería ganarlas, lo cual lejos está de ser una tarea sencilla. Enfrente tendría adversarios de fuste como Scioli y Randazzo, que desde hace tiempo vienen remando por llegar a la Casa Rosada. Además, los otros precandidatos presidenciales deberían bajarse, lo que hasta el momento no ha sucedido. En segundo término, si finalmente obtuviera la victoria en las PASO Máximo deberá lidiar con el “efecto Menem”. En 2003 el riojano decidió finalmente no presentarse al ballottage porque casi el 70% del electorado estaba en su contra. Ahora bien, de ingresar Máximo al ballottage (previamente debería haber salido primero o segundo en la primera vuelta) deberá asumir una tarea ciclópea: no espantar al electorado independiente. Como se observa, el escenario es harto difícil para el hijo presidencial. Pero todas estas disquisiciones seguramente han sido analizadas desde hace tiempo por Cristina, el propio Máximo y el entorno presidencial. El gobierno es consciente de todas estas dificultades. ¿Entonces por qué hizo público el slogan? ¿Por qué instaló en la calle una supuesta candidatura de Máximo? Es probable que de esa forma Cristina esté enviando un mensaje de continuidad del kirchnerismo más allá del próximo 10 de diciembre. De paso, les dice a los precandidatos presidenciales del oficialismo que ninguno de ellos le inspiran demasiada confianza. Con este slogan ha quedado en evidencia el serio problema que se le planteó a la presidenta a raíz del fallecimiento de Kirchner en 2010. Me refiero, obviamente, al problema sucesorio. Cortado de raíz el plan primigenio (Néstor, Cristina, Néstor, Cristina), la presidenta se vio en la imperiosa necesidad de luchar por la reelección en 2011. Pulverizado el intento re-reeleccionista, la presidenta sólo ve en Máximo a su lógico y natural sucesor. Es probable, entonces, que el slogan “Máximo al gobierno, Cristina al poder” forme parte del plan de Cristina de ir preparando la carrera política de Máximo para que en un futuro no tan lejano esté en condiciones de garantizar la continuidad de la dinastía K en el poder.
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