Por El Pingüino
Como era de preverse, se ha desatado una guerra de encuestas. Los medios vienen publicando desde hace tiempo encuestas y más encuestas, generalmente efectuadas por consultoras conocidas. Todas coinciden en reconocer que la elección presidencial se ha reducido a tres precandidatos: Daniel Scioli, gobernador de Buenos Aires; Mauricio Macri, lord mayor de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires; y Sergio Massa, ex intendente de Tigre y actual diputado nacional.
Con su triunfo en la provincia de Buenos Aires en las legislativas de 2013, Massa se trepó al primer lugar en la intención de voto a presidente de la nación. A partir de entonces y hasta hace poco tiempo, encabezó la pole position, relegando al segundo lugar a Daniel Scioli y al tercer lugar a Mauricio Macri. El salto al estrellato “convenció” a numerosos dirigentes kirchneristas de que era hora de hacerse massistas, haciendo honor a la sentencia de Groucho Marx: “estos son mis principios pero si no le gustan tengo éstos otros”. Si bien la mayoría de los intendentes que responden a Cristina no saltaron el charco, algunos sí lo hicieron lo que puso en estado de alerta máxima al gobierno nacional. Los medios hegemónicos se hicieron eco de la situación y anunciaron el fin del kirchnerismo y el comienzo de la era de Sergio Massa. Ex jefe de Gabinete de Cristina, Massa jamás arremetió con dureza contra el gobierno nacional. Por el contrario, esgrimió un lenguaje llano, sencillo, que tenía como objetivo agradar al interlocutor de turno. Según lo indicaban las encuestas, la mayoría de la sociedad abogaba por un cambio de gobierno pero no de modelo, lo que explica su afirmación de que respetaría, de llegar a la Rosada, las medidas de inclusión social implementadas por Cristina.
El segundo lugar era ocupado por Daniel Scioli, quien todos los días tiene que probarle al kirchnerismo que está con Cristina. Dueño de una capacidad de resistencia encomiable y una paciencia de amianto, el gobernador de Buenos Aires enarbola las banderas de la paz y la reconciliación, procurando quedar bien con todo el mundo, lo cual es absolutamente imposible. A pesar de ello, sigue siendo un candidato por demás competitivo, lo que explica la tolerancia del gobierno nacional a su candidatura. Durante todo ese tiempo Macri se mantuvo en tercer lugar, pero siempre al acecho. Imbatible en Capital Federal y con serias chances de ganar en Santa Fe, Macri necesitaba imperiosamente la estructura nacional de alguno de los dos partidos nacionales para ingresar en la categoría de serio aspirante a la Casa Rosada. A pesar de ello, las encuestas venían registrando un lento pero sostenido crecimiento en la intención de voto, aunque permaneciera en la tercera posición.
Durante el verano de 2015 se produjeron dos acontecimientos que modificaron radicalmente el escenario electoral. En primer lugar, la muerte política de Nisman. En segundo término, la Convención Nacional del radicalismo. La tragedia del fiscal especial de la causa AMIA hizo caer abruptamente la imagen positiva de Cristina y, aunque no de manera tan pronunciada, la de Scioli. Como contrapartida, aumentó la imagen positiva de Macri, a tal punto que a partir de entonces la gran mayoría de las encuestas lo situaron en la pole position. Si bien Scioli sufrió el impacto de la muerte política de Nisman, mantuvo el segundo lugar. Quien cayó mucho en las encuestas fue Sergio Massa, quien hoy estaría ubicado en el tercer lugar, más o menos cerca de Scioli según quién hace la encuesta. Lo que terminó de consolidar las chances electorales de Macri fue la decisión de la Convención Nacional de la UCR de apoyar la alianza con el PRO. Si finalmente Macri gana en las PASO y si Sanz cumple con lo prometido, el lord mayor tendrá a su disposición la estructura nacional radical, instrumento indispensable para lanzar de pleno una campaña presidencial por toda la Argentina.
Hoy por hoy, de acuerdo con las últimas encuestas, Macri está primero, Scioli segundo y Massa tercero. El intendente de Escobar ya anunció su retorno al kirchnerismo y varios intendentes enrolados en el Frente Renovador le manifestaron a Massa su descontento por la forma en que viene diagramando su campaña electoral. Mientras tanto, Scioli sigue arriba en la interna del oficialismo, seguido aparentemente de lejos por Florencio Randazzo. Si este nuevo escenario se confirma, podría hacerse realidad el sueño de Néstor Kirchner: un bipartidismo conformado por una fuerza de centro izquierda (el kirchnerismo) y una fuerza de centro derecha (la alianza PRO-UCR-CC). En este sentido, da toda la sensación de que la presidenta está haciendo todo lo posible para que ello ocurra, lo que explica su permanente ninguneo a Massa y su continuo ataque a Macri. En otros términos: Cristina lo quiere a Macri de adversario para así terminar por destruir a su enemigo, Sergio Massa.
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