Casi 900 precandidatos a diputado y senador provincial, diez listas a gobernador y 40 nóminas a concejal complejizan la campaña. Tácticas, estrategias camino a la sucesión en todos los estamentos.
«Las campañas aportan radiografías del estado de la comunicación política. Como la pintura de Fernand Léger, son el gran desfile, ciertamente un espectáculo circense». La frase pertenece al politólogo Silvio Waisbord, y está incluida en su libro «El gran desfile». La multitud de ofertas santafesinas para las primarias del 19 de abril convierte ese manto teórico en una pulimentada realidad. No será fácil para el elector distinguir el fraseo pertinente de los solistas entre tanto ruido de fondo.
A saber, y a vuelapluma: se han inscripto casi 700 precandidatos a diputado provincial y cerca de 230 a senador. El recambio contempla 50 lugares para la Cámara baja y 19 para la cámara alta. En Rosario, para la categoría a concejal se inscribieron 40 listas. Podrán ingresar al Palacio Vasallo 15 ediles. Se completa la farragosa propuesta con 10 listas de candidatos a gobernador, entre tantas otras nóminas para el resto de la provincia.
No es sólo la boleta única la responsable del dislate que, en mucho, se emparenta con la demonizada ley de lemas, que terminó convertida en una brutal caricatura. Se escribió más de una vez en esta columna que sin la exigencia de un piso razonable de votos para pasar de las primarias a la general, se convertiría a la campaña para las Paso en un aquelarre.
El exiguo 1,5 por ciento sobre los votos válidos emitidos para las categorías a diputado y concejal, y del 1,5 por ciento de los votos del padrón para gobernador, senador e intendente alfombró el camino a la multitud.
La cuadratura del círculo está al alcance de la mano: además de la escasa exigencia para que las listas se aprueben, el Estado garantiza la impresión de las boletas, la publicidad electoral gratis y el pago por cada voto.
Las singulares características de la tarea proselitista complican el posicionamiento de nuevos postulantes y solidifica las chances de aquellos que gozan de relativo crédito pero también de un grado de conocimiento superior, salvo que una frondosa estructura de marketing les permita abrir el camino «a los nuevos».
A la hora del análisis previo, debe decirse que en la categoría a gobernador sólo habrá competencia en dos frentes: en el oficialista Frente Progresista, Miguel Lifschitz buscará repetir la historia que se viene dando desde hace larguísimo tiempo: que sea un socialista el que tenga la chance de seguir al frente de la Casa Gris. Su candidatura está respaldada por la gran mayoría de la estructura de la actual administración, que ofrece desde la lista a diputado provincial una conjunción de nombres con cargos y antecedentes de fuste.
Se referencian en Lifschitz el gobernador Antonio Bonfatti, el vicegobernador Jorge Henn, el ministro de Gobierno, Rubén Galassi y el último presidente socialista de la Cámara baja, Eduardo Di Pollina.
«Ellos son el poder», graficó hace un tiempo el hoy postulante a diputado provincial Rubén Giustiniani, primera referencia a un cargo legislativo que adhiere a la precandidatura de Mario Barletta, otra vez el encargado de defender los colores radicales encabezando una boleta. Aspiran allí a ganar en la ciudad de Santa Fe y extender un nivel de voto competitivo en el centro norte.
Esa compulsa interna atractiva derrama en la ciudad de Rosario, ámbito en el que Mónica Fein deberá superar el filtro interno compitiendo con Pablo Javkin. El peso específico del voto a Fein y de la tracción que puede producir el aparato —como con Lifschitz a gobernador— deberá obligar a Jav-kin a llevar a esa interna un voto opositor al oficialismo socialista que no se referenciaría en una general con la coalición gobernante.
En el campamento del PRO las expectativas están centradas en la competencia final y no en la prueba de tanques llenos de las Paso, aunque, sí o sí, Miguel Del Sel deberá tener una gran adhesión de votos en las primarias para no quedar atrás del halo triunfalista que siempre envuelve a quienes ganan sus respectivas internas.
El macrismo decidió no competir en ninguna de las categorías y apuesta a una tracción nacional que llegue de la mano del buen momento que atraviesa Mauricio Macri. Ni lerdos ni perezosos, desde el comando central nacional de campaña decidieron que el momento de decirle sí al deseo de Carlos Reutemann de sumarse al espacio era éste, para que el Lole aporte su influjo a Del Sel, y no una vez que pase el turno electoral santafesino.
A diputado provincial, por debajo del concejal Roy López Molina, además de los propios —Raúl Fernández, Federico Angelini, Alejandra Vucasovich y Norberto Nicotra— el PRO decidió incorporar a peronistas de UPCN, a una referencia del Momo Venegas y «reincorporar» a la escuadra a la esposa de Osvaldo Salomón, Miriam Cinalli, además del eterno legislador Federico Reutemann.
En Rosario, Anita Martínez buscará consolidar su performance política iniciada en 2013, instancia en que logró un tercer lugar detrás de Miguel Cappiello y Héctor Cavallero. Habrá que esperar para saber si a la hora de la elegir al intendente los rosarinos privilegiarán la experiencia de gestión o la novedad.
Luego de que expiró el nuevo capítulo de la novela surgida alrededor de la candidatura de María Eugenia Bielsa, el peronismo santafesino nucleado en el Frente Justicialista para la Victoria jugará sus fichas a gobernador con Omar Perotti-Alejandro Ramos, tratando de sacar al espacio del tercer lugar al que ha sido relegado en las últimas elecciones.
Al tanto de que lo que la interna desune la general no lo vuelve a unir, los postulantes del PJ decidieron evitar competencia en las Paso. Sí la habrá en las categorías a legislativas, a intendente y concejal. Para el Palacio de los Leones, la pulseada más atractiva será entre Roberto Sukerman y Fernando Rosúa.
El massismo deberá resolver entre Eduardo Buzzi y Oscar Cachi Martínez, quién será el delfín de Serio Massa en Santa Fe, en una competencia que puede resultar competitiva, pero que necesariamente deberá extenderse a un nivel cuantitativamente importante para que el ex intendente de Tigre no quede afuera de la foto el día después de los comicios santafesinos.
En Rosario, el periodista Alejandro Grandinetti decidió abrazarse a la propuesta de Massa. Vale para él, el mismo interrogante que para Anita Martínez respecto de si los ciudadanos locales privilegiarán experiencia de gestión o lo relativamente novedoso.
Al margen de los grandes frentes, la izquierda —con candidatos en todas las categorías— también intentará lograr el desafío de hacer ingresar a un legislador a la Cámara de Diputados. El periodista Carlos Del Frade va en busca de una revancha tras haberse quedado afuera de la Legislatura en 2011 pese a haber cosechado nada más ni nada menos que 60 mil votos.
A la hora del análisis político la absurda oferta electoral obliga al reduccionismo y a la síntesis. El ciudadano, por su parte, deberá encontrar a sus solistas entre el ruido ensordecedor que generan las múltiples orquestas en el nuevo desfile electoral.
FUENTE: LA CAPITAL
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