Por El Pingüino.
Lo único que sorprendió fue el momento. Pleno verano, justo cuando el país está convulsionado por la muerte del fiscal Nisman. Pero a nadie sorprendió la decisión de Mauricio Macri y Elisa Carrió de aliarse cuando falta relativamente poco tiempo para las trascendentales PASO.
Aquí cabe aplicar, una vez, más, el conocido “no los une el amor sino el espanto”. Siempre se miraron con desconfianza. Carrió lo despreció durante mucho tiempo. Hace una década expresaba que Macri era su límite ético, que jamás haría una alianza con el hijo de quien hizo negocios turbios con el poder durante décadas. Los tiempos cambiaron. Otro “principio político” demostró una vez más su vigencia: “el enemigo de ayer puede ser el aliado de hoy (y viceversa)”. Pues bien, el antiguo enemigo de Carrió es hoy su aliado.
Desde hacía tiempo que Carrió tiene en mente la conformación de una gran fuerza nacional antiperonista. Es por ello que viene repiqueteando con la disyuntiva “mafia o república”. Para Carrió el peronismo es sinónimo de asociación ilícita enquistada en el poder y los sectores antiperonistas son sinónimo de república. Así de maniquea es su concepción política. Siempre consideró que la Alianza FA-Unen estaba condenada al fracaso desde su génesis. Es probable que menosprecie a sus máximos dirigentes, léase Binner, Solanas, Alfonsín y Cobos. Seguramente los considera unos perdedores. Ella está convencida de que es posible arrebatarle el poder al peronismo uniendo a todos los sectores antiperonistas del país, incluyendo al macrismo.
La alianza que propone es estratégica, no ideológica. Binner, en cambio, rechaza la idea de aliarse con Macri por cuestiones ideológicas. Además, es consciente de que su intención de voto es notoriamente inferior a la de Macri. Por su parte, Pino Solanas siempre rechazó al macrismo por cuestiones estrictamente ideológicas, al igual que Humberto Tumini y el hijo de don Raúl. Julio Cleto cobos siempre adoptó una actitud dubitativa, pero creo que finalmente aceptará integrar esta gran coalición antiperonista. Quien apoyó desde un principio a Carrió fue Ernesto Sanz, quien podría llegar a ser candidato a vicepresidente del macrismo. Este flamante matrimonio político es un golpe durísimo para el FA-Unen. Habrá que ver cuántos radicales apoyan esta flamante alianza y si la materializan en las urnas.
Históricamente el radicalismo y el conservadorismo fueron enemigos pero hoy la situación política es por demás peculiar. Tanto los radicales como los conservadores tienen un enemigo en común, Cristina Kirchner, y ansían verla aniquilada políticamente. Por su parte, es probable que Macri especule con el apoyo electoral hacia el macrismo de quienes tradicionalmente votaron por la chaqueña. Lo cierto es que don Mauricio anda buscando afanosamente el apoyo del radicalismo, fuerza política fundamental a la hora de configurar una alianza de esta índole. Se verá qué sucede con dirigentes como Morales y Nito Artaza, quienes son partidarios de una alianza con Sergio Massa. Y habrá que ver qué sucede con Hermes Binner, quien corre el riesgo de quedarse solo, lo que complicaría aún más el delicado panorama que enfrenta el socialismo tanto a nivel provincial (Santa Fe) como a nivel nacional. No vaya a ser que a nivel provincial gane la gobernación Miguel del Sel y a nivel nacional Binner haga un papelón histórico.
En las últimas horas se comenta que al gobierno nacional le conviene, electoralmente hablando, la alianza Macri-Carrió. Si finalmente se concreta la conformación de una fuerza de centroderecha comandada por Macri y apoyada por el radicalismo de derecha (no alfonsinista), se haría realidad el sueño de Néstor Kirchner de instaurar en el país un bipartidismo compuesto por una fuerza de centroderecha y otra de centroizquierda (el kirchnerismo). De esa forma, el kirchnerismo lograría que el peronismo se encolumne detrás de su candidato a presidente (Scioli o Randazzo), para evitar que una fuerza “gorila” acceda a la Casa Rosada. Obviamente que el más perjudicado sería Sergio Massa, quien, en este nuevo escenario, se vería obligado a endurecer su postura frente al gobierno nacional. En definitiva, daría la impresión de que con esta alianza ganaron, electoralmente hablando, Cristina y Macri, y perdieron Sergio Massa, Pino Solanas y Hermes Binner.
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