Junto al radical Jorge Boasso, hará campaña «sólo en los 30 días que fija la ley» y renunciará a la banca en Diputados tal como lo había prometido; Sin decirlo, aspira a llevar el modelo de Mauricio Macri a la provincia para «alentar el progreso» .
Aunque para los vecinos de Santa Fe que lo conocen desde hace tiempo, como para su extensísima lista de amigos, siga siendo «Miguelito», en política, la sensación es que pasó a ser «Miguel». Aplomado, sereno, manejando los tiempos de la entrevista -aunque siempre distendido- Miguel del Sel abre el año político con una enorme apuesta: a que la gente siga creyendo en su oferta de trabajo incansable, de cara a los problemas de la provincia y parado sobre el pilar de la honestidad como modo de construcción.
Lentamente, avanza sobre las definiciones. Así como en su momento decidió sumar a Juan Carlos Mercier a sus equipos de trabajo, definió que será el radical Jorge Boasso su compañero de fórmula. «Pero debo ser el único que renuncia a la banca para ser candidato. Porque creo que si estoy postulándome a algo, tengo que arriesgar. No como ésos que toman la licencia y luego vuelven al cargo o a la banca. Yo no», sostiene.
La entrevista es en la sede de la Fundación Pensar, en calle Moreno al 2400, donde es incesante el ingreso de gente, mucha del interior. «Acá estamos trabajando y tenemos otro centro en Rosario, hay muchas ganas y se trabaja con seriedad», señala Miguel del Sel.
El diálogo fluye simple a partir de un hecho imposible de dejarde lado. La muerte del fiscal Alberto Nisman, luego de su denuncia por presunto encubrimiento a Irán en el Memorándum de entendimiento. «Mirá no sólo como candidato, como ciudadano uno queda afectado. Se trata de una muerte no sé, no estoy en condiciones de saber si lo mataron, si se suicidó, lo obligaron o qué pasó. Pero es una muerte. La reacción del gobierno nacional es lamentable, sabemos de las cartas en Facebook y del mensaje en cadena de la presidente, que pasó de un suicidio a la certeza de que lo habían matado. Es poco serio. Es algo parecido a lo que ocurrió con la inflación: nos mintieron siempre con que era del 0,7 y cuando midieron 3,4 por ciento dijeron ‘qué bien’ como si nada hubiese ocurrido. Esto es terrible. Es alquilen que estaba investigando y que denunció a la presidente. Se murió y ahora hay que saber qué pasó».
-Qué hubiese hecho Mauricio Macri en un caso de crisis. ¿Cómo hubiese respondido?
-Mauricio es un tipo increíble, un gran hacedor. Ha provocado un cambio notable en la ciudad de Buenos Aires. Y todo esto a partir de ir con la verdad. Por ejemplo dijo que no iba a poder solucionar por cuatro años las inundaciones porque tenía que hacer la obra del arroyo Maldonado. Mucha gente lo insultó por eso. Ahora es la misma que lo aplaude. Si se dice lo que realmente va a ocurrir la gente lo comprende y a la larga lo agradece. Mirá, muchas veces viajo en taxi en Buenos Aires y yo discutía por la obra del Metrobús y los taxistas maldecían por el bolonqui que era todo mientras se construía. Pasó el tiempo, se puso en marcha y ahora hay más de 700.000 personas que ganan una hora de su vida por viajar por este sistema. Y los taxistas que estaban enojados ahora aplauden. Es así. La transformación que hay en la ciudad de Buenos Aires en notable… Se hacen obras y obras, permanentemente…
-Dijiste usar la verdad, en estos días parece ser un valor en desuso.
-Sí, ese es mi estilo. Hay que decir la verdad siempre. Esa es la forma de construir, al menos mi modo. Acá hay cosas que ya no corren más… Por ejemplo yo podría decir (cambia eltono de voz, a un modo engolado) «bien, estamos trabajando con nuestros equipos técnicos…». Y la gente no te escucha más, no sirve. Yo sigo siendo el mismo de siempre, el que encontraban en Santa Fe en el barrio, el mismo que formó el trío humorístico que triunfó en la Argentina y en América Latina. Nosotros llenamos teatros, hicimos televisión, filmamos películas. Además yo hasta grabé discos más mis actuaciones en la televisión. Entonces la gente me ve y sabe que si tengo una casa linda, la tengo porque la hice laburando. Acá hay un modelo donde es todo corrupción, donde hay gente que la plata la pesa para saber cuánto hay… Yo no. Mirá. Viví siempre en Santa Fe y soy productor y tengo un campo. Pero muchos creían que yo vivía en Buenos Aires y, en realidad, cuando terminaba la función del domingo me venía para acá. Porque me gusta Santa Fe y la quiero.
-También sos de los pocos que siguió caminando la provincia, aun sin candidaturas a la vista.
-A la gente voy y la escucho, quiero ver qué le pasa, qué necesita. Sabés que en más de un lugar al que voy me dicen: «Acá estuvo Binner hace seis años y nos prometieron un montón de cosas y no pasó nada». Yo no soy de ésos. Hay quienes van al interior a buscar un voto en cada elección, pero yo, primero por la actuaciones y luego como político, la he recorrido un montón de veces y siempre está el mismo reproche. «Vienen a buscar votos y se van». Yo no. Pretendo otra cosa. Obviamente que no se puede todo de un momento para otro, pero es lo que buscamos. Quiero hacer lo mismo que hace Mauricio en Buenos Aires: trabajar para que en algún momento las obras lleguen. Y lo que pretendo lo hago desde mi forma de ser… Hay ciertas palabras que no quiero utilizar porque son las mismas que usan los políticos todo el tiempo, están en todos los discursos.
-Pasa en algunos barrios que te recuerdan y te defienden porque los visitaste y lo seguís haciendo.
-Estuve hace poco en Rafaela, que la he visitado 23 veces, ando por los pueblos y acá en la ciudad todos me recuerdan o bien por mi paso como profe de Educación Física en Don Bosco, como vecino de barrio Sur. Acá me ven en la cola del banco y me saludan «Hola Miguelito». Me muevo sin problemas aunque, te soy sincero, tal vez la mayor deuda la tengo en mi propia ciudad, porque como soy de acá creo que ya me conocen todos. También es cierto que estuve de vacaciones en la costa y fui uno de los pocos políticos que pudo caminar por la playa sin tener que esconderse. Y los vi. Algunos estaban sentados con un gorro como Piluso tapándose los ojos, los lentes puestos y con el diario tapándose la cara para que no los reconozcan.
-Pero también hay que ir hacia la gente con propuestas.
-Lo que hay que hacer es poder acercarle a la gente trabajo y educación. Hay que hacerle entender a los pibes que tienen que estudiar, tienen que ir a la escuela y hasta la universidad si se puede. Nuestro trabajo va en esa dirección. Hay que dar solución a los barrios y a los pueblos para que los jóvenes se puedan capacitar y que entiendan que ésa es la opción que tienen para ser mejores. Además hay que conseguir trabajo. Hubo campañas que prometían generar puestos de trabajo y hasta abrir una fábrica por pueblo, una gran mentira. Pero sí tiene que haber trabajo. Y también hay que llevar centros culturales, viviendas, obras para que la gente viva mejor.
-En caso de ganar las elecciones generales, uno de los primeros problemas será el de la inseguridad, en una provincia caracterizada por el récord de homicidios en Santa Fe y Rosario.
-Te explico una cosa: yo soy profesor de Educación Física, de los que corren al lado de los alumnos. No soy del que toca el silbato y los hace correr como locos. En esto es claro: hay que asumir las responsabilidad que les cabe a todos y si elegiste la profesión de policía tenés que someterte a lo que sos. Será mi responsabilidad transmitir ese mensaje. Yo he ido a los barrios donde los pibes tienen un arma en la cintura y hay que trabajar con ellos para que entiendan que hay otra realidad. Creo que hay que «comerles el coco» para que entiendan esto. Y la policía también tiene que trabajar como policía. Tiene que estar bien remunerada, pero también tiene que estar capacitada, preparada. Aquella figura del policía gordo ya no corre más, tiene que haber otra policía mejor. Además hay que trabajar para que quien delinque quede preso. No puede ser que salga al rato. El trabajo tiene que estar orientado hacia la policía, pero también debe participar la Justicia para dar garantías a las víctimas.
Marca honestidad
Cada tanto se producen interrupciones de colaboradores que consultan o quienes quieren hablar con el candidato. Miguel se da lugar para todos y prosigue en diálogo con El Litoral.
-En las recorridas, cuando hablo con la gente, la promesa que les hago es la de trabajar con honestidad. Como gobernador uno es la cabeza de una estructura donde se tienen que dar instrucciones y directivas y tienen que ser cumplidas por todos. Y esa cabeza debe dar el ejemplo. Porque si el que conduce es un ladrón, seguro que está rodeado de ladrones que lo dejan robar. Como ocurre en lo que nos toca vivir diariamente, donde vemos que hay un vicepresidente procesado -que es una vergüenza-; donde hay un montón de ministros que tienen denuncias pero nadie hace nada y la Justicia mira para otro lado. Yo quiero que la gente que me rodee me acompañe con esa idea. En estos tres años, hubo gente que se acercó como para ver si «encontraba» algo, pero cuando vieron que lo único que propongo es trabajar se fueron. Por suerte. Esto es así. Además debo ser el único candidato que renuncia a su banca para dedicarse de lleno a la campaña. La verdad es que no pretendo que todos me sigan, pero -me dicen- que soy el único que va a hacerlo. Mientras tanto el gobernador va como cabeza de lista en diputados provinciales, cuando en verdad, si es cierto que las cosas están tan bien en la provincia, podría candidatearse para algo mejor, más importante. Y cuando se recorre la ciudad y la provincia aparecen carteles con los nombres y el año 2015. Un montón de candidatos, un montón de nombres. No dicen para qué van, mientras tanto se gastan millones de pesos. Nosotros no vamos a hacer nada de esto. Vamos a iniciar la campaña 30 días antes de Paso, tal como lo dice la ley. Ojalá nos acompañaran con la misma idea.
-Primero fue la figura de Juan Carlos Mercier y luego Boasso como compañero de fórmula. ¿Hay perfiles o nombres para un futuro eventual gabinete?
-Quiero trabajar con los mejores. Estamos armando equipos técnicos y la verdad es que está muy bueno. En cada área se han formado grupos de trabajo con cabezas de serie. Por ejemplo; en salud ha llegado el Dr. Galíndez con 25 ó 30 médicos y doctoras, y van proyectando y analizando qué se hace en la provincia, qué no se hizo y qué se puede hacer. Eneconomía y finanzas me acompañan Juan Carlos Mercier y Luciano Laspina, con todos sus equipos de trabajo.
Mauricio me dijo hace dos años «Miguel, armá equipos técnicos», y cuando hace poco participó de un encuentro en Rosario me felicitó cuando vio cómo estábamos trabajando. Tenemos un fuerte equipo en Educación, en Economía, en Salud. Es fundamental que haya gente preparada.
«Hay quienes van al interior a buscar un voto en cada elección, pero yo, primero por la actuaciones y luego como político, la he recorrido un montón de veces y siempre está el mismo reproche. ‘Vienen a buscar votos y se van’. Yo no. Pretendo otra cosa», Miguel del Sel
Candidatura y familia
«Te soy sincero, una de mis hijas se puso a llorar cuando les dije que iba a ser candidato de nuevo. Es que no resulta simpático esto de la campaña, recorrer la provincia, trabajar con la gente y hasta ser un padre ausente. Es que llega a provocar miedo que uno se dedique a la política.
«Asusta hasta por lo de Nisman. Pero estoy convencido de que se puede. Tengo una tendencia a poner números, y yo digo si logro mejorar un 15 por ciento la situación de la provincia de Santa Fe -porque ha vivido un largo proceso de degradación- eso va a ser bueno. Y si después de mí viene otra persona y la mejora otro 15 por ciento eso va a ser muy bueno. Porque el progreso es necesario y provoca mejoras.
«Te doy otro ejemplo de Buenos Aires, en Parque Patricios, vivían 40.000 personas y ahora viven 70.000 y tenés que ver lo bien que están. Se ha generado un polo de crecimiento bárbaro. Y esto es así. Si logramos arrancar y generar oportunidades vamos a estar mucho mejor.
«Nos han confundido»
«Hay cosas que no perdono. Nos hay hecho mucho daño. Y nos han confundido. Nos acostumbraron a que te ahorcan y te sueltan, te ahorcan y te sueltan. Entonces como con los robos y la violencia decimos «estoy satisfecho porque a mi esposa y a mi hija no les pasó nada» así también en la vida nos han domesticado de la peor manera. Entonces los empresarios los extorsionan pero se quedan contentos porque no cerraron la fábrica. Y otra cosa que no les perdono es que se hayan perdido hábitos por temor, porque tenemos miedo. Ya nadie saca la silla a la vereda, salvo algunos pocos barrios y las chicas las ves caminando aferradas a la mochila porque tienen miedo. Eso no se los perdono».
FUENTE: DERF
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