22 noviembre, 2024

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LA MUERTE DEL FISCAL NISMAN

Por el Pingüino.
K

La noticia es verdaderamente conmocionante. En el día del domingo 18, la madre encontró muerto en su departamento porteño a su hijo, el fiscal de la causa AMIA, Alberto Nisman, quien había adquirido una extrema notoriedad la semana pasada al lanzar gravísimas acusaciones en contra de la presidenta de la nación, el canciller, el diputado nacional Andrés Larroque y los dirigentes Luis D´Elía y Fernando Esteche, líder de Quebracho.

 

Nisman acusó a los mencionados de haber montado una asociación ilícita para encubrir a los acusados iraníes de haber volado la sede de la AMIA el 18 de julio de 1994, atentado terrorista que costó la vida a 85 personas y heridas a cerca de 300. Nunca en la historia política argentina un fiscal lanzó semejante acusación. El miércoles 14 Nisman asistió al programa “A dos voces” y descerrajó toda su artillería contra la presidenta de la nación y compañía, dejando perfectamente aclarado que tenía en su poder numerosas escuchas telefónicas que involucraban a los mencionados en el caso AMIA. Según el fiscal, el polémico memorándum firmado con la teocracia iraní sirvió para encubrir a los acusados iraníes y habría sido objetivo del gobierno nacional el utilizar ese encubrimiento como moneda de cambio por un fortalecimiento de los vínculos comerciales con el país persa. Sin embargo, Noble, ex jefe de Interpol, salió en las últimas horas en defensa del gobierno nacional reafirmando lo que siempre consideró desde un principio: que el memorándum iba a prestar utilidad para el esclarecimiento del atentado.

 La denuncia de Nisman dejó en estado de shock al gobierno nacional. Apenas tomó estado público, diversos funcionarios del gobierno nacional salieron a refutarla con mucha convicción. Aníbal Fernández, secretario general de la presidencia, dijo que se trataba de un disparate. Lo mismo dijo Agustín Rossi, ministro de Defensa, en el programa Intratables que se emite por América. La oposición, en una actitud previsible, tomó partido por Nisman y, por intermedio de Patricia Bullrich, anunció que acompañaría al fiscal en su visita al Congreso para hoy, lunes 19. Lamentablemente, el deceso de Nisman truncó la posibilidad de que el pueblo finalmente conociera la verdad o falsedad de la denuncia del fiscal. Porque hubiera ocasionado un tsunami institucional tanto si era verdad como si era mentira. De ser verdad, el gobierno nacional caería como un castillo de naipes. De ser mentira, quedaría en evidencia la existencia de un complot (nacional y quizá internacional) para derrocar a la presidenta de la nación.

 La muerte de Nisman también es un escándalo que puede provocar otro tsunami político. En efecto, puede tratarse de un suicidio o de un asesinato. Si se trata de lo primero será fundamental que la Justicia investigue las razones que llevaron al fiscal a tomar tan drástica determinación. Si fue lo segundo, ni qué hablar. Porque si se trató de un asesinato la Justicia deberá investigar hasta las últimas consecuencias quiénes fueron los autores materiales e ideológicos del crimen. Se mire por donde se lo mire, la muerte de Nisman es un escándalo mayúsculo que ya fue cubierto por diversos diarios del mundo. Una vez más, la Argentina es noticia por este tipo de hechos.

 Después de la muerte del hijo de Carlos Menem en marzo de 1995, la muerte del fiscal Nisman es el asunto más serio que afecta a la joven democracia argentina. Es obligación de la justicia esclarecer este hecho escalofriante ya que está íntimamente ligado con el atentado terrorista más grande de nuestra historia. Desde hace más de veinte años que los familiares de las víctimas reclaman justicia, exigen que se sepa quiénes dieron la orden de demoler la mutual judía y quienes la ejecutaron. A partir de aquel fatídico 18 de julio de 1994 una densa red de complicidades a nivel nacional e internacional impidió cualquier intento de esclarecimiento del ataque, si es que realmente hubo alguno. Los familiares claman justicia y es obligación moral del Estado argentino garantizar que ello suceda. Los argentinos necesitamos saber quiénes fueron los responsables del atentado y para que ello suceda será fundamental determinar fehacientemente qué fue lo que pasó con el fiscal Nisman. Porque antes de intentar sacar algún miserable rédito político de la muerte del fiscal Nisman, todos debemos recordar que el 18 de julio de 1994 murieron asesinados 85 argentinos. Y con eso no se jode.