Este domingo desde las 21 Pablo Javkin y Juan Monteverde cruzarán ideas y propuestas en la pantalla de El Tres de cara a las elecciones generales del 10 de septiembre. Para el especialista español Manuel Campo Vidal, los debates son fundamentalmente emocionales y aunque no pueden dar vuelta una elección, pueden sumar un plus o quitárselo a cualquier candidato.
“El debate televisivo de candidatos es un derecho de la ciudadanía para saber lo que va votar” y aunque “no puede dar vuelta una elección, puede aportar un plus o quitárselo a cualquier candidato”, señaló el periodista español, sociólogo y moderador de debates electorales Manuel Campo Vidal. El especialista fue consultado a raíz del cruce que protagonizarán este domingo los candidatos para la intendencia de Rosario, Pablo Javkin (Unidos para Cambiar Santa Fe) y Juan Monteverde (Juntos Avancemos) en El Tres desde las 21. Ambos “tendrán que convencer a la ciudadanía para que los contrate, mediante el voto, para conducir esa empresa que es la intendencia de Rosario” apuntó.
Campo Vidal negoció y moderó el primer debate electoral en España y gran parte de los sucesivos desde la Academia de las Artes y las Ciencias de Televisión. Y con Rosario3 habló sobre el único debate que habrá antes de las elecciones generales en la categoría para intendente de la ciudad. Una semana después vendrá el cruce televisivo entre los cuatro aspirantes a la gobernación de Santa Fe y el 1 y 8 de octubre próximos serán los debates presidenciales.
–¿Por qué hay que hacer debates televisivos de candidatos?
–Porque el debate televisivo de candidatos es un derecho de la ciudadanía para saber lo que va a votar. En un debate hay mucha autenticidad y todo el mundo tiene derecho a saber a quién va a votar. Como dice el profesor Alan Schroeder (especialista norteamericano en debates) no se trata de una esgrima dialéctica, más bien es una selección de personal. Estos dos candidatos que vas a tener en el debate a intendente de Rosario tendrán que convencer a la ciudadanía para que los contrate, mediante el voto, para conducir esa empresa que es la intendencia de Rosario sociedad anónima, podríamos decirlo así.
–¿Un debate televisivo define una elección que se presenta al menos como un escenario abierto?
–Sí, claro. En España, este año, un mes y medio antes de las elecciones había un candidato conservador (Nuñez Feeijó) quien iba adelante en las encuestas por amplia mayoría y todos decían que iba a ganar, finalmente ganó por no tan amplia mayoría. En tanto el presidente Pedro Sánchez iba muy abajo y tampoco ganó, pero se acercó y mucho. ¿Qué fue lo que sucedió? Hay varias hipótesis. Eso sí, todo el mundo coincide en que Nuñez Feeijó aceptó primero un debate cara a cara –como el de este domingo en El Tres– y después se bajó de un segundo donde estaban los cuatro candidatos. Dejar la silla vacía, como ocurrió, es muy peligroso y eso lo perjudicó. Por lo tanto, un debate no puede dar vuelta una elección pero puede aportar un plus o quitárselo a cualquier candidato.
–Existe todavía esa tendencia de “quien va ganando, no debate”, ¿cree que vamos camino a superarla o no?
–La tentación de los equipos es proteger a su candidato y calculan que un 2 por ciento –como pérdida de votos– es el castigo de la ciudadanía por no aceptar ir a un debate. Y aún más cuando la diferencia es mayor con su inmediato perseguidor. Pero es un cálculo racional y una elección es un hecho emocional. Y un debate es absolutamente emocional y puede dar vuelta una situación. Por eso, cuidado con no ir a los debates. Ahora bien, no hay que hacer tantos debates, aunque es algo que la ciudadanía lo reclama y es su derecho.
–La crítica a los debates es que los candidatos llegan «coacheados» y hay muy poca improvisación…
–Tenemos la experiencia de organizar, moderar y analizar debates. Hemos visto las encuestas y se lo he preguntado a los candidatos: admiten que alcanzaron a decir apenas el 50 por ciento de lo que traían preparado. Frente a un debate los candidatos no están ante algo inamovible y están sujetos a lo que les plantean también los otros participantes. Es mitad y mitad, lo que traen elaborado y lo que surge en el momento.
Si es un debate fresco te puede dar enormes posibilidades. Un ejemplo fue el debate para la presidencia que acaba de darse en Ecuador donde un candidato (Daniel Noboa) no estaba entre los primeros lugares en las encuestas, tuvo un desempeño formidable en el debate realizado una semana antes de las elecciones y se metió en la segunda vuelta. Todo el mundo le atribuye a su buen desempeño en el debate y nadie sabe si no será electo presidente. Fíjate la importancia del buen desempeño en los debates.
–¿Los debates deben ser obligatorios por ley?
–Lo importante es que se hagan. Hay países como en Argentina que son obligatorios por ley, pero en otros como en Estados Unidos –que tiene la mayor tradición en materia de debates televisados– o en España no lo son. En mi país son organizados por una asociación civil, sin ánimo de lucro como lo es la Academia de las Artes y las Ciencias de Televisión y en Estados Unidos hay una comisión de debate buscando que se hagan todos los años. Es una tristeza cuando se produce una elección sin debate porque la ciudadanía se queda sin un instrumento para poder elegir.
–¿Cómo ve el escenario de la política argentina tras las elecciones primarias y de cara a los dos debates presidenciales?
–Hubo un candidato sorpresa (por Javier Milei) del que nadie hablaba, hoy está en toda la prensa europea y se sigue con enorme inquietud. Argentina depara enormes noticias, no siempre buenas, pero tiene una ciudadanía extraordinaria con una cultura y educación enormes, aunque a veces muestra sorpresas como éste personaje. Vamos a seguir los debates con mucha atención.
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