Históricos del justicialismo, otros consolidados dentro de la fuerza en tiempos de kirchnerismo y el resto alineados con el oficialismo desde su origen vecinal. Más de 60 intendentes de la provincia le trajeron a Daniel Scioli un mensaje que, puertas adentro y para el conjunto de la estructura partidaria, debería sonar casi a reclamo: «Unidad».
Una alternativa que entienden más auspiciosa que lo que puedan deparar las PASO, tanto en la batalla previa como las secuelas poselección.
Los recientes chicotazos verbales de Florencio Randazzo, decidido a competirle mano a mano y lacerar las firmes aspiraciones presidenciales del gobernador, sacudieron a la tropa bonaerense. Reunida con la excusa del refuerzo policial que recibirán, dedicó a la política electoral pura el rato libre que quedaba entre la finalización del acto oficial del Congreso de Descentralización Policial y la cena protocolar.
«Ayúdenme, no puedo solo contra todos», les pidió Scioli en este encuentro, que sirvió para abrigar el objetivo común de retener los puestos de gobierno ya logrados -en particular la provincia y la Nación- y ganar otros nuevos, en especial en varias comunas del interior.
Randazzo, que también andaba por esas horas en Mar del Plata, había advertido que sentía respaldo de Cristina Fernández para disputar un lugar como su posible sucesor. Scioli, ante los jefes comunales, pareció contestarle sin necesidad de mencionarlo.
«Yo no estoy peleando para ser candidato, estoy peleando para ganar las elecciones, y en definitiva va a ser la gente la que decida», les dijo, y se llenó de aplausos.
En este encuentro de anteayer al atardecer, gestado al vuelo por el jefe de Gabinete, Alberto Pérez, y la jefa de Gobierno, María Cristina Álvarez Rodríguez, también hubo participación de un puñado de intendentes que responden a Randazzo. Se respiró clima de consenso, vocación de resolver diferencias hacia adentro y, por sobre todo, consolidar el movimiento.
El vicegobernador bonaerense, Gabriel Mariotto, acompañó en un tramo del encuentro. También desde ahí había planteado como «fórmula de lujo» la de Scioli para presidente y Randazzo para la gestión provincial. «Silencio de radio», dijo para excusarse de ampliar o dar precisiones sobre el tema.
El entorno de Scioli y varios de quienes lo escuchaban coincidieron en considerar que lo de Randazzo es una sombra que acompaña el momento, pero el duelo grande lo esperan en las urnas y palpitan que será con Mauricio Macri.
Y hasta le reconocieron alguna ventaja al rival identificado: es candidato único en su fuerza, mientras en el kirchnerismo hay varios. Y con intenciones de dar pelea hasta el final.
El titular del PJ bonaerense, Fernando Espinoza, fue uno de los que pusieron sobre la mesa la conveniencia de transitar hacia la unidad. Reconoció que esperaba una resolución interna en las PASO, pero con los últimos acontecimientos empieza a considerar la lista única con un candidato de consenso.
«Lo de Nisman fue un mazazo en la cabeza», dijo, según confiaron a LA NACION varios presentes en esa reunión. Tiene claro que la muerte del fiscal que acusó a Cristina Fernández cambió el norte del kirchnerismo con miras a la definición electoral.
Una voz de calma y al mismo tiempo de aliento sumó el ministro de Seguridad bonaerense, Alejandro Granados. Lo hizo con una anécdota de sus días de intendente en Ezeiza.
Recordó una charla con Néstor Kirchner, con quien hablaban del futuro del país y el momento en que ni él ni su esposa pudieran ir por un nuevo período.
El entonces presidente, contó, le decía que la continuidad del proyecto tenía nombre y apellido. «El único confiable es Scioli», recuerda que le dijo. El mismo que hoy es depositario de la confianza de esos más de 60 intendentes que lo animan en esta coyuntura interna que lo tiene a maltraer.
FUENTE: LA NACION
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